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Abiogénesis, o teoría del origen de la vida (I)

La realidad es una, material, dinámica e independiente de la razón del hombre. Que la materia se haya organizado hasta ser materia viva, autómata (una tendencia que parecía ir en contra de la segunda ley de la termodinámica), y haya creado formas y estructuras como las enzimas (proteínas que disminuyen la entropía, eso sí, con un coste energético que toman de su entorno, es decir, el resultado neto es que desorganizan su entorno), es un precepto casi inverosímil para la mayoría de las personas, pero no para la ciencia.

La mayoría de los ataques contra la Abiogénesis (la teoría que intenta explicar el salto de la materia interte a la materia viva) provienen de posturas erróneas con respecto a lo que se cree que se necesitó para que la vida fuera posible. Para empezar, como deficinión de vida, en su forma más fundamental, se tiene lo siguiente:

1. Capacidad de autorreplicación (o reproducción) para darle continuidad.

2. Que sea un sistema abierto, pero selectivo, con respecto a su entorno (que sea capaz de tomar recursos de él y a su vez incremente la entropía o el desorden).

3. Que posea un sistema dinámico, capaz de evolucionar y de contener ciertos cambios (que sea lo suficientemente flexible para cambiar y adaptarse a su entorno, pero sin ser tanto que no logre contener cambios beneficiosos).

4. Debe ser capaz de usar la energía tomada de su medio (condición 1) para mantener el medio interno constante.

En general, un sistema vivo es un autómata celular, compuesto de distintos elementos que interactúan entre sí y elevan el grado de complejidad, de manera que sus propiedades no pueden ser inferidas por sus componentes aislados. Suele decirse que la vida es un fenómeno emergente por estas razones, e irreductible.

A pesar de estas consideraciones, debemos entender a qué nos referimos con irreductible. Evidentemente, ciertos procesos pierden funcionalidad al perder los elmentos claves que los sustentan. Una célula animal, por ejemplo, puede vivir relativamente bien si pierde una lisozima, sin embargo, si pierde cualquier enzima de la ruta glucolítica, no sobrevivirá por mucho tiempo.

Ese fue solo un ejemplo de que hay ciertos elementos claves que le permiten al autómata permanecer funcional. Varios experimentos en biología sintética están destinados a reducir al máximo dichos elementos en términos de componentes celulares, y tratar de averiguar hasta qué punto una célula tiene la capacidad de cumplir con los criterios de la vida. Tales proyectos, como los de Jack Szostak y Craig Venter, parten desde un punto de vista en el que los componentes de la vida ya estaban presentes (nucleótidos, aminoácidos, etc), lo que podemos llamar punto de vista genético, que sin embargo no explican cuestiones más fundamentales, aunque ofrecen ricos argumentos en favor de la adquisición de carácteres que le otorgan a un organismo más complejidad y aptitud.

Otras teorías apoyan un punto de vista basado en las leyes de la termodinámica. Si la abiogénesis ha generado confusión en la mayor parte de la gente, y críticas injustificadas, es precisamente porque suele pensarse que el fenómeno de la vida es irreductible en ciertos niveles de complejidad. Se han hecho hasta cálculos de la imposibilidad de que se generaran células al azar, y hasta hay analogías del tipo «si un tornado pasara por un basurero, ¿qué posibilidades hay de que construya un 747?». Estas posturas son injustificadas, la abiogénesis que parte de la termodinámica sostiene que la vida no se formó con el nivel de complejidad que ahora conocemos, sino que se generó de formas sumamente simples (metabolismo primigenio, moléculas autoreplicantes, formación de micelas, hiperciclos autocatalíticos, etc), a partir de las cuáles evolucionó hasta las formas actuales. Obviamente, hay una gran diferencia, abismal, entre las probabilidades de formarse una célula como actualmente las conocemos, a simples moléculas con actividad catalítica, que eventualmente pudieron incluirse en micelas. Estos todos procesos bastante posibles y termodinámicamente favorecidos.

Una explicación científica de la vida es cada vez más posible, en la cuál la correlación ilusoria entre complejidad y agente causal inteligente es  más risoria e inconsistente con la ciencia, y absolutamente innecesaria. Habrá que ver después dónde se oculten los creacionistas para defender la necesidad de un creador. Al menos, los huecos de conocimiento (digo de otra manera, la ignorancia) son cada vez menos, de estos huecos se ha tenido qué salir dios/es, y han sido ocupados por teorías corroboradas o al menos consistentes con las pruebas, corregibles, pero no deshechables.

j/e

Referencias:

Researchers Build Model Protocell Capable of Copying DNA (Jack Szostak)

Lies, Damned lies, statics and probability of abiogenesis, en TalkOrinigs.org

Categorías: Abiogénesis
  1. enero 2, 2013 a las 6:46 am

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