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Experimento mental para un creyente

agosto 15, 2011 Deja un comentario

 

Supón que nací en la Rusia comunista, hijo de padres ateos, criado en una comunidad que favorecía la irreligiosidad. Eres cristiano [católico, supongamos, aunque vale lo mismo para las otras religiones] así que, como tal, quieres evangelizarme para salvar tu propia alma de la muerte atroz o el castigo divino derivado de saber una verdad eterna y el deber de compartirla.

Mi estado por defecto fue el del ateísmo, así que mi situación NORMAL, mis antecedentes culturales, mi postura cognitiva, no me permite ver lo que para ti sería evidente en las verdades [axiomáticas, evidentes, sin necesidad de demostración] de dios, por lo que cualquier afirmación que hagas debe sustentarse con pruebas.

Para que te crea, y salves mi alma y salves la tuya, debes presentarme pruebas racionales, empíricas, repetibles e incuestionables, o al menos perfectibles [que pueden perfeccionarse]. Estas pruebas deben ser suficientes y además diferentes a las que me presentaría un musulmán, un budista, o cualquier otro que profese creencia en otro dios. Tu dios, diferente, tu dios el Dios verdadero, exige pruebas diferentes a los otros dioses falsos, pruebas que serán diferentes y definitivas [aunque pueden ser perfectibles, deben justificar en alto grado las posibilidades de que tengas razón].

 

Dictadura capitalista

julio 31, 2011 Deja un comentario

Y así vivimos dándole soporte a los estilos de vida de los millonarios. Ellos, modelos de vida y dechados de éxito en la vida trabajan, nadie dice que no. Solo que su esfuerzo consiste en mover, controlar, manejar, corromper, para mantener un sistema económico y un modo de producción que, a la larga, nos está perjudicando a todos; un modelo poco confiable, un modelo aplastante para las clases bajas, un modelo antiigualitario, que solo es razonable y democrático para quienes pueden vivir de él. Su esfuerzo les da ganancias por un lapso de tiempo mucho mayores que las muchos de nosotros en toda nuestra vida.

Y aspiramos, para ser felices, a ser como ellos. Ya no a tener un trabajo estable (esos ya no existen), ya no a tener un una filosofía de vida que nos ayude a lidiar y ser felices con pocas cosas, porque han ido destruyendo sistemáticamente estas filosofías para que sigamos dando soporte, para que el sistema económico no se desplome. Necesitamos el dinero, necesitamos cosas, artículos, y ellos crearon esas necesidades. Necesitamos seguridad económica, pensiones, seguros de vida. No podemos permitirnos dejar el trabajo porque debemos la casa, la hipoteca, el crédito, la educación. El seguro médico no es gratuito. La educación no es gratuita. La cultura cuesta, por eso pusieron 500 canales de tv, donde nos reeducan constantemente sobre el mismo estilo de vida, para sostener la sociedad de consumo, para retroalimentar el sistema, y tan imbéciles estamos que compramos televisores cada vez más caros para ser reeducados constantemente.

Así medimos nuestro  bienestar: comprando cosas para sentirnos felices, para sentir que alcanzamos un nivel, un estatus elevado de desarrollo, traspasando los valores de vida a objetos que podemos perder, pero este es el propósito, conseguir obsesivamente más y más dado el peligro de su inminente desaparición. Nos endeudamos para el mejor auto, para el televisor más grande, para un sinfín de artículos que, una vez los tenemos, olvidamos cómo era la vida sin ellos.

Nos atan a trabajos con sueldos miserables, siempre bajo el eslogan de que cada quién construye su suerte. No es cierto. Todo tiene candados. Si ese eslogan fuera cierto, el mercado no estaría controlado cada vez más y más en menos manos. No es cierto que podemos construir nuestra fuerte. Nos han metido a un corral donde nos dan lo necesario. No somos felices. Esto es una sociedad orwelliana. Y ahí estamos, aspiramos ser como ellos, pero jamás lo seremos, porque vivimos en una dictadura capitalista y el poder es sucesorio.

 

j/e

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Una razón más

junio 24, 2011 Deja un comentario

Y por lo que no me gusta la religión es porque es segregacionista.

 

j/e

Categorías: Pensamiento crítico

Lo que es el anarquismo

junio 13, 2011 Deja un comentario

Y el anarquismo no es prender carros, invitar al desorden social, no es…

«un sistema social fijo, cerrado, sino una tendencia clara del desarrollo histórico de la humanidad, que, a diferencia de la tutela intelectual de toda institución clerical y gubernamental, aspira a que todas las fuerzas individuales y sociales se desenvuelvan libremente en la vida.  Ni siquiera la libertad es un concepto absoluto, sino sólo relativo, ya que constantemente trata de ensancharse y de afectar a círculos más amplios, de las más variadas formas. Para los anarquistas, la libertad no es un concepto filosófico abstracto, sino la posibilidad concreta de que todo ser humano pueda desarrollar plenamente en la vida las facultades, capacidades y talentos de que la naturaleza le ha dotado, y ponerlas al servicio de la sociedad. Cuanto menos se vea influido este desarrollo natural del hombre por la tutela eclesiástica o política, más eficiente y armoniosa se volverá la personalidad humana, dando así buena muestra de la cultura intelectual de la sociedad en que ha crecido»

Rudolf Rocker

 

j/e

Categorías: Pensamiento crítico

septiembre 19, 2010 1 comentario

– Disculpa, no creo en lo esotérico, ni en los viajes en el tiempo ni en la homeopatía…

– ¿Sabías tú que, según la Mecánica cuántica, hay una posibilidad entre muchas de que podamos atravesar una pared, o de que podamos teletransportarnos? También la Mecánica cuántica ha explicado cómo podemos comunicarnos mediante la mente y… oye… oye… !ey! ¿Por qué me estás golpeando?

– Disculpa, quería ver cuántos golpes son necesarios antes de que mi mano atraviese tu cuerpo. Pero antes de eso, te di un aviso por telepatía, ¿no me digas que no lo escuchaste, no tienes sintonizada tu mente?

j/e

Abiogénesis, o teoría del origen de la vida (I)

septiembre 18, 2010 1 comentario

La realidad es una, material, dinámica e independiente de la razón del hombre. Que la materia se haya organizado hasta ser materia viva, autómata (una tendencia que parecía ir en contra de la segunda ley de la termodinámica), y haya creado formas y estructuras como las enzimas (proteínas que disminuyen la entropía, eso sí, con un coste energético que toman de su entorno, es decir, el resultado neto es que desorganizan su entorno), es un precepto casi inverosímil para la mayoría de las personas, pero no para la ciencia.

La mayoría de los ataques contra la Abiogénesis (la teoría que intenta explicar el salto de la materia interte a la materia viva) provienen de posturas erróneas con respecto a lo que se cree que se necesitó para que la vida fuera posible. Para empezar, como deficinión de vida, en su forma más fundamental, se tiene lo siguiente:

1. Capacidad de autorreplicación (o reproducción) para darle continuidad.

2. Que sea un sistema abierto, pero selectivo, con respecto a su entorno (que sea capaz de tomar recursos de él y a su vez incremente la entropía o el desorden).

3. Que posea un sistema dinámico, capaz de evolucionar y de contener ciertos cambios (que sea lo suficientemente flexible para cambiar y adaptarse a su entorno, pero sin ser tanto que no logre contener cambios beneficiosos).

4. Debe ser capaz de usar la energía tomada de su medio (condición 1) para mantener el medio interno constante.

En general, un sistema vivo es un autómata celular, compuesto de distintos elementos que interactúan entre sí y elevan el grado de complejidad, de manera que sus propiedades no pueden ser inferidas por sus componentes aislados. Suele decirse que la vida es un fenómeno emergente por estas razones, e irreductible.

A pesar de estas consideraciones, debemos entender a qué nos referimos con irreductible. Evidentemente, ciertos procesos pierden funcionalidad al perder los elmentos claves que los sustentan. Una célula animal, por ejemplo, puede vivir relativamente bien si pierde una lisozima, sin embargo, si pierde cualquier enzima de la ruta glucolítica, no sobrevivirá por mucho tiempo.

Ese fue solo un ejemplo de que hay ciertos elementos claves que le permiten al autómata permanecer funcional. Varios experimentos en biología sintética están destinados a reducir al máximo dichos elementos en términos de componentes celulares, y tratar de averiguar hasta qué punto una célula tiene la capacidad de cumplir con los criterios de la vida. Tales proyectos, como los de Jack Szostak y Craig Venter, parten desde un punto de vista en el que los componentes de la vida ya estaban presentes (nucleótidos, aminoácidos, etc), lo que podemos llamar punto de vista genético, que sin embargo no explican cuestiones más fundamentales, aunque ofrecen ricos argumentos en favor de la adquisición de carácteres que le otorgan a un organismo más complejidad y aptitud.

Otras teorías apoyan un punto de vista basado en las leyes de la termodinámica. Si la abiogénesis ha generado confusión en la mayor parte de la gente, y críticas injustificadas, es precisamente porque suele pensarse que el fenómeno de la vida es irreductible en ciertos niveles de complejidad. Se han hecho hasta cálculos de la imposibilidad de que se generaran células al azar, y hasta hay analogías del tipo «si un tornado pasara por un basurero, ¿qué posibilidades hay de que construya un 747?». Estas posturas son injustificadas, la abiogénesis que parte de la termodinámica sostiene que la vida no se formó con el nivel de complejidad que ahora conocemos, sino que se generó de formas sumamente simples (metabolismo primigenio, moléculas autoreplicantes, formación de micelas, hiperciclos autocatalíticos, etc), a partir de las cuáles evolucionó hasta las formas actuales. Obviamente, hay una gran diferencia, abismal, entre las probabilidades de formarse una célula como actualmente las conocemos, a simples moléculas con actividad catalítica, que eventualmente pudieron incluirse en micelas. Estos todos procesos bastante posibles y termodinámicamente favorecidos.

Una explicación científica de la vida es cada vez más posible, en la cuál la correlación ilusoria entre complejidad y agente causal inteligente es  más risoria e inconsistente con la ciencia, y absolutamente innecesaria. Habrá que ver después dónde se oculten los creacionistas para defender la necesidad de un creador. Al menos, los huecos de conocimiento (digo de otra manera, la ignorancia) son cada vez menos, de estos huecos se ha tenido qué salir dios/es, y han sido ocupados por teorías corroboradas o al menos consistentes con las pruebas, corregibles, pero no deshechables.

j/e

Referencias:

Researchers Build Model Protocell Capable of Copying DNA (Jack Szostak)

Lies, Damned lies, statics and probability of abiogenesis, en TalkOrinigs.org

Categorías: Abiogénesis

Una historia fatalista sobre el creacionismo

septiembre 17, 2010 Deja un comentario

En un pequeño país cuyo nombre no quiero recordar, a principios del siglo XX, unos hombres, filósofos y científicos, pensadores influenciados por la época de la ilustración y el liberalismo democrático, quisieron separar al estado y sus dependencias (las instituciones de enseñanza, legislación y demás) de la influencia de la religión oficial. Dijeron que las leyes no serían más de las mayorías, y que las minorías tendrían ahora los mismos derechos y no serían segregadas.

Después de muchas luchas ideológicas y algunas otras armadas, el estado reconoció que la influencia perniciosa de la religión en las decisiones estatales impedía un apropiado desarrollo intelectual y tecnológico, con la subyacente improductividad, ignorancia y desigualdad socioeconómica, y decidió separarse como órgano oficial, ni dios ni dioses gobernarían más mediante la Constitución.

Se le permitió a la religión existir, tener lugares de reunión, pero reducir su influencia al ámbito personal de los que quisieran hacerle caso. A quien quisiera tener otras creencias, o ninguna en particular, también se le concedieron esos derechos. Por vez primera, un ser humano podría decir públicamente su forma de pensar, diferente, diversa, personal.

Esto no gustó a algunos, pero con el tiempo, la mayoría de las personas aceptaron el nuevo sistema por no ser opresivo con nadie. Ahora, los homosexuales, los negros, los indios, los ateos, los de religiones distintas tenían una base común para ser juzgados por sus delitos, para ser educados de la misma manera y con los mismos derechos, y no en base a sus creencias e ideologías.

Pero poco después, el Estado decidió que se enseñarían las teorías científicas del origen de la vida y la biodiversidad. Se quitó de los libros de texto las creencias en dios, la biblia, Noé y el diluvio, el pecado y Cristo. Los niños que salían con esas creencias ya no querían ir a la Iglesia, decían que eran tonterías, fábulas y demases. Que dios no creó al mundo en 6 días, ni en 6 mil años, que las especies no fueron creadas todas de una vez, ni en épocas distintas, y que todo en este universi es mutable y el fijismo religioso es una tontería.

Esto alarmó a algunos padres de familia, influenciados por sus líderes religiosos, quisieron un cambio. Decían que sus hijos estaban siendo educados sin «valores», sin aprecio por la verdad, por la vida, sin temor de dios. Qué será de un mundo sin hombres que le tengan temor a dios, decían.

Democracia es lo que la mayoría queramos, dijeron, y queremos que la creación sea enseñada como otra teoría de la vida. El Estado se reusó, y les dijo que una teoría como esa, basada en la religión, podría ser enseñada en los lugares apropiados a quien la aceptara. Como no estuvieron de acuerdo, enmascararon la creencia religiosa como teoría científica, le pusieron el nombre de Diseño Inteligente, y es bozaron un puñado de argumentos confusos y pseudocientíficos, que pocos estadistas podrían fácilmente reconocer, para que por fin se enseñase la creación en las escuelas.

Esta vez, ganaron la partida. La creación fue una asignatura en las escuelas de enseñanza básica y media superior. Cuando hubieron formado la suficiente cantidad de estudiantes con ideas creacionistas reforzadas que al al crecer obtuvieron puestos gubernamentales, nuevas leyes pudieron ser introducidas mediante influencia y poder. La Evolución dejó de enseñarse, la educación sexual, los anticonceptivos dejaron de repartirse libremente en las instituciones de salud. Se enseñaban en todas las escuelas públicas los valores divinos, bíblicos, tener sexo antes de casarse estaba mal, mirar con lascivia a otra mujer era motivo de multas. A poco, la religión cristiana fue oficial para el Estado, y proscrita cualquier otra forma de pensar.

El prestigio estaba en salir en festividades religiosas, donde se alababa a los jóvenes que se dejaban clavar en altos y duros palos. Se ideó un sistema en que las mujeres tenían qué pasar por el ginecólogo antes de casarse. Éste les otorgaba un certificado de virginidad, que el padre debía llevar a la familia del novio como prueba de castidad. El novio no podría tener relaciones sexuales con su mujer si no pensaba tener hijos inmediatamente, y si esta no estaba en su período fértil. Al respecto, la familia de la novia llevaba un estricto registro de sus períodos menstruales y hormonales, que al caer este en período no fértil, la mujer debería quedarse en la casa de sus padres.

Las mujeres que preferían dedicarse a dios en un edificio alejado de la sociedad, gozaban doblemente de prestigio, y en cualquier lugar donde se aparecía una de estas mujeres con grandes faldones que las deformaban, eran motivo de alabanzas e invitaciones para que bendijeran. Entre más placeres rechazara uno, al parecer más cerca estaba de dios. Dios que eternamente bendecía a las almas que rechazaban el cuerpo.

Los comerciantes debían hacer la señal de la cruz con el primer dinero que recibieran. Los niños debían incarse al despertarse bajo un enorme cristo colgado de sus paredes. El diezmo se estableció, y más iglesias eran introducidas. Y más normas eran legisladas. Se abolió la constitución. La humanidad no necesitaba más normas que las escritas en la palabra de Dios.

Así, poco a poco, el país enfermó de pobreza e ignorancia. Sin ciencia, sin tecnología, sin métodos de siempre, no pudo hacer frente a un mundo desarrollado y cambiante. Una infección sexual de origen desconocido se diseminó pronto en el pueblo, y al poco, desapareció sin dejar rastro alguno.

Solo yo, que viví en la frontera y pude conseguir preservativos, pude hacer profilaxis y no contagiarme. Viví para contar esta historia.

j/e

Categorías: A/religión