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Nuestra amiga la memoria

Siendo reduccionistas, ¿cuál es el motivo de la conducta, de las psicopatologías, de las interacciones, actitudes, creencias, valores, preferencias (psicológicas) y demás constructos pertenecientes a la psicología y a disciplinas afines?

Pues, desde mi punto de vista y de algunos otros, todos estas dimensiones, que no son más que procesos que llevan a la conducta, todo se encuentra en dos procesos básicos: el aprender y el poder utilizar eso aprendido, es decir, la memoria.

Y ¿qué es la memoria? Puedo apostar mi carrera a que la inmensa mayoría de los estudiantes de psicología, y no se diga de otras áreas que no son tan «afines» aún tienen la idea de que la memoria es un depósito, o un área específica del cerebro, que se encarga de «almacenar» las cosas aprendidas, para posteriormente recuperarlas, ya sea a voluntad o no, como «metiéndonos» (esta es la visión dualista) a ese almacén para poder lograrlo. Pues resulta que esto no es así.

Para poder explicarlo hace falta comprender el proceso inicial: Aprender. Así es, para que un recuerdo llegue a la consciencia o inconsciencia, o en otras palabras, para que un recuerdo haga que tengamos determinadas conductas, primero se tiene qué haber aprendido algo. NECESARIAMENTE un estímulo ocupa haber sido registrado en las neuronas del cerebro para poder tener posterior efecto en la conducta.

De una manera más sencilla. El ganador del Nobel, E. Kandel, hizo una investigación sobre memoria con la Aplysia californica, un molusco que contiene una red de neuronas bastante sencilla, y en la que es fácil observar cómo sucede el aprendizaje. Kandel lo estudió por medio de la habituación. La habituación es un tipo de aprendizaje en el que se presenta un estímulo inocuo (es decir, ni «bueno» ni «malo» para el organismo) repetidas ocasiones; En la aplysia se presentó un toque sencillo en el sifón (digamos, como una extensión del animal), y cada que se le tocaba se efectuaba el mecanismo de retirada. Ocurre así:

  • Estímulo externo: Toque inocuo
  • Sensación del estímulo a las células receptoras que envían un mensaje (potencial de acción) a interneuronas
  • Las interneuronas envían otro potencial a células motoras y éstas estimulan los músculos de retirada

Al repetir este procedimiento se observó que los potenciales de acción eran cada vez menos frecuentes, lo que traducido en conducta quiere decir que la retirada dejó de presentarse por que el animal aprendió que realmente el estímulo era inocuo. ¿Lo hizo el animal? Sí y no… Si por que el animal representa un solo ser, todos los mecanismos pertenecen a él, y él es la totalidad de sus mecanismos. Por otra parte, al decir que no lo hizo él, me refiero a que no lo hizo de manera voluntaria (y menos por la ausencia de córtex), sino que el Sistema nervioso (SN) está diseñado de tal manera que su desarrollo y actividad depende en grandísima medida de la interacción con el medio; o sea que éstos mecanismos de aprendizaje se dan por sí solos.

Por supuesto, este animal tiene, como ya se dijo, una re bastante sencilla. La psicología cognitiva ha ayudado a explicar cómo es que algunas cosas se aprenden y otras no. Pero no saliéndome del tema, una vez que éstas repeticiones han sido lo suficientemente extendidas por el tiempo, se forma circuitos que permanecen «marcados» en determinadas zonas del cerebro; esta es una función evolutiva, puesto que es más fácil para el computador principal actuar de manera «automática» a la hora de presentarse el mismo estímulo varias veces, ya sea visual, auditivo, táctil, etcétera.

Esto implica que fisiológicamente siempre estamos aprendiendo, y es así como poco a poco vamos respondiendo a los distintos estímulos que se nos presentan. En los humanos no solo existen los mecanismos de habituación, sino otros asociativos como los condicionamientos y de mayor orden como la imitación. En ésta última tenemos que resaltar el valor de las llamadas neuronas espejo, encargadas de reaccionar ante la presencia de movimientos humanos o simios superiores. Pero en fin, mi punto es que si siempre estamos aprendiendo y lo juntamos con patrones fisiológicos de la personalidad, tenemos la conducta. La conducta, desde mi perspectiva, se reduce a procesos cognitivos aprendidos y acomodados por una infinita red neuronal y mezclada con impulsos fisiológicos del temperamento. Díganme reduccionista, pero la conducta es simple y compleja.

Categorías: Neurociencias, Psicología
  1. j/e
    octubre 8, 2010 a las 12:04 am

    Solo por mencionar, los nombres científicos de géneros y especies se escriben en itálica, el género en mayúscula y la especie en minúscula y, por ser latín, sin acentos (Aplysia californica, pero en itálica, je je).
    Sobre la conciencia… el otro día estaba pensando: si la conciencia se distribuye en el cerebro, ¿por qué hay procesos cerebrales de los que no estamos concientes, a menos que nos centremos en ellos (e.g., no estoy conciente de que estoy moviendo las manos para escribir, sino que estoy conciente de lo que quiero decir) y aunque no nos concentremos en ellos? Mi pregunta, más específica en realidad es, ¿cómo dirigimos la conciencia, aún cuando esta no esté localizada?

    • octubre 8, 2010 a las 8:08 am

      No pues gracias por el dato, lo usaré, no tenía ni idea jeje. En fin. En cuanto a tu pregunta, déjame ver si te contesto lo que dices. Por una parte, no somos conscientes de todos nuestras conductas o pensamientos con un fin: economía. Me refiero al hecho de que cuando una conducta es aprendida, ésta se vuelve operante, y se manifiesta de manera automática. Esto hace que no gastemos energía en aquellos procesos que ya no tiene caso hacerlo. El extremo patológico de esto es el estrés, o la disociación: como es mucha carga cognitiva, el cerebro separa los actos conscientes y actúa «por sí solo» (no soy dualista).
      Sin embargo, podemos aún ser capaces de dirigir la atención (es a esto a lo que tú llamas consciencia) incluso en determinadas conductas ya aprendidas. Esto por que podemos decidir qué aprender, qué modificar o qué no hacer de manera más voluntaria, y no automática (como las conductas operantes).

      En tu ejemplo, actúa lo que es la memoria de trabajo, la cual, como te explique en el modelo cognitivo del procesamiento de la información, interactúa primero con la atención y después con la memoria a largo plazo. La conciencia, insisto, no es más que un fenómeno emergente de la memoria y de la atención o el aprendizaje. No sé si me expliqué.

      Gracias por comentar mi post, después comento uno tuyo. Invita a la gente por fa. Yo ya invité mucha pero solo aparece Mena riéndose yo no sé de qué.

  2. j/e
    octubre 9, 2010 a las 8:42 am

    jejeje, mena riéndose… La gente se ríe, o dice algo inteligente, o ambas… pero cuando solo se ríe, lo otro, pues falta.

    Ahora, un aspecto interesante. En la evolución, no siempre se mejora. La evolución no es dirigida, no se tiene a buscar lo mejor. Hay un cambio en un individuo, si le da ventaja, sobrevive y es más eficiente, si no le da ventaja, pero tampoco desventaja, el organismo ni mejora ni empeora y sobrevive igualmente, y el tercer caso es que le de una descentaja y el organismo muera y el cambio que originó la desventaja no pase a otra generación.
    Con el cerebro se logró dar un cambio muy canijo. Se logró crear una estructura capaz de autorregularse de forma dirigida, y de conservar las adaptaciones, al menos, a lo largo de la vida de un organismo. En el caso del ser humano, dicho cambio puede transferirse mediante la cultura a generaciones posteriores. La plasticidad le da una flexibilidad a un organismo que jamás se había visto, y le ha sido sumamente útil.
    Una pregunta: ¿hasta qué punto la cultura, hablando del conocimiento transmitido, afecta el cerebro y su organización estructural, su complejidad?
    Me refiero a esto: si evolutivasmente, biológicamente, no ocurre un cambio en unos genes, o el ambiente no efecta directamente a los genes para evolucionar (no en el sentido que conocemos como, que genere un cambio permanente y transmitible), el cerebro tenderá a permanecer igual, o sea que ni se volverá más complejo ni más simple. Ahora, ¿podrá culturalmente adquirir complejidad, desde la plasticidad, al menos durante la vida del individuo… y cuando otra generación nazca, retomar el punto «evolutivo» y adquirir más capacidades?

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